Uno de estos días de septiembre situamos nuestro destino en bici en Guadramil, un pueblo portugués fronterizo con España al que se puede llegar por Riomanzanas.
Como casi todas nuestras rutas, estaba planeada para ser llevada a cabo en una tarde. Teniendo en cuenta que se trata de unos 28 km ida, saliendo a las 17:00 nos debería dar tiempo de sobra. Por eso decidimos que volveríamos por Petisqueira.
Comenzamos la ruta por la carretera hasta Mahide, en unos 7 km. Ya en este pueblo, cogimos la primera calle a la izquierda para ahorrarnos las subidas de la carretera. Así, en vez de llegar a la intersección con la carretera regional en la parte alta del pueblo, seguimos la ribera de un arroyo para dar con el cruce de la carretera que lleva directamente a Figueruela, con lo que nos ahorramos bastante rodeo. Además, por esta zona del pueblo hay merenderos y una fuente para rellenar los botellines.
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Incendio Figueruela 07/08/2012 |
Siguiendo la carretera antes mencionada, alcanzamos Figueruela unos 5 km más adelante del cruce. Los 2 primeros km son de subida hasta el cruce hacia Gallegos y Flechas. Después son altibajos. En este tramo econtramos un camping con una piscina.
Ya en el pueblo de Figueruela también vemos varias fuentes sin abandonar la calle principal. Continuamos, y a un km pasamos al lado de Pasión. Se trata de un alto en el que se encuentra un vértice geodésico, alguna antena de telefonía móvil, y un puesto de vigilancia de incendios. Irónicamente, en torno a este punto se han producido 2 importantes incendios en menos de un año.
Dejando atrás el paisaje desolador dejado por las llamas, comenzamos la tortuosa bajada de unos 4 km hasta llegar al valle de Villarino de Manzanas. Seguimos hacia Riomanzanas, unos 3 km más adelante, y aquí es donde se fastidió la tarde.
Llegamos al pueblo de Riomanzanas, y nos bajamos de nuestras bicis para hacernos una foto con el cartel del pueblo. Hasta ahí bien, pero al volver a coger las bicis para continuar vimos un montón de pinchos en las ruedas. Al principio no nos preocupó, porque ni siquiera parecían pinchos, y las ruedas seguían infladas. Pero a mí se me ocurrió quitarle uno a la rueda, y en ese momento es cuando se oye el típico ruido de rueda perdiendo aire. Lo que no parecían pinchos tenían casi un cm de largo. ¡Qué desastre! ¡Había como unos 5 clavados en cada rueda! Se los quitamos todos, y casualemnte solo se nos pinchó una rueda a cada uno, pero cada una con 3 agujeros. Llevábamos una cámara de repuesto y parches, pero no eran suficientes. Así, perdimos la mitad de la tarde arreglando las ruedas en medio del pueblo, junto a un bonito puente. Al final yo volví en coche y mi compañero Miguel en bici. ¡Ni Guadramil ni nada! ¡Y en la espera para colmo casi me cae una tormenta encima!
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Ribera de Riomanzanas |
Días después, nos informamos de que en Riomanzanas se han extendido por los arcenes de la carretera plantas que producen estos pinchos. Debió de ser por la arena que trajeron para hacer la nueva carretera, y, como sucede cuando introduces plantas en un ecosistema al que no pertenecen, se han extendido y no saben cómo eliminarlas. Lo peor de todo es que no se salva nadie de pinchazos, ni siquiera los coches. Nosotros aprendimos la lección y no volveremos por ese pueblo en una temporada.
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