miércoles, 30 de enero de 2013

Baño en Cional y Repetidor nocturno













Hoy hablaré sobre el sirocazo que nos dio por hacer cierto día a mediados de Septiembre, de los últimos de verano en el pueblo, para culminar las vacaciones con algo memorable en lo que a rutas se refiere.

El caso es que queríamos coger la bici y dar una vuelta, pero hacía buen tiempo y queríamos aprovechar para irnos a bañar en alguna piscina o algún pantano. Así que no hacía falta comerse mucho la cabeza para pensar en un buen plan, como ir a Cional en bicicleta y darnos un chapuzón en el pantano. Pues lo dicho, salimos prontito de casa, después de comer, sobre las 4, para que el sol todavía calentara al llegar al embalse.
Para quien no sepa dónde está Cional, pues se encuentra a poco más de 4 km al oeste de Villardeciervos. Nosotros, partiendo como siempre de La Torre, pasamos por Mahide y San Pedro, y acabamos llegando al pueblo de Boya, donde hay que tomar un desvío hacia la izquierda que está señalizado. 5 km más adelante llegamos a Cional.
Se trata de un pequeño pueblo que conecta Codesal y Villardeciervos, con un casco urbano bastante atractivo por la homogeneidad de las viviendas, todas de piedra, y que está situado en la reserva de la Sierra de la Culebra.  Al final del pueblo (hacia Villardeciervos) hay un par de playas en el embalse de Valparaíso, en lo que, si no me equivoco, es el tramo final del río Valdaya.  Contando con un chiringuito, es el lugar perfecto para pasar el tiempo en las calurosas tardes de verano.

Río Valdaya
Pues lo dicho, llegamos allí y nos dimos un baño para descansar. Tras pasar un rato en el chiringuito, decidimos salir con calma de vuelta hacia La Torre, pensando que ese día íbamos con tiempo de sobra, pero si continuáis leyendo descubriréis que todo era una mera ilusión. En teoría, saliendo a las 20:00 de allí, nos tendría que haber dado tiempo a llegar de día, pero se nos subió la calma a la cabeza y decidimos que podríamos tomar una atractiva ruta alternativa de cuentos de hadas protagonizada por caminos y pistas forestales. Por eso cruzamos el puente de las playas y tomamos un camino hacia la derecha, para seguir por el borde del río.

Este tramo estuvo bastante entretenido pues, aunque hubo un momento que nos equivocamos de camino, se nos hizo bastante ameno, e incluso nos cruzamos con un ciervo.
La mala decisión fue al llegar a la carretera, debido a lo que denominamos el efecto “hora feliz”, un efecto provocado a esa hora en la que se ha puesto el sol, pero misteriosamente hay mucha luz. Ahí es cuando pensamos que todavía queda tiempo con luz y tomamos decisiones absurdas. Pues eso hicimos ese día en la carretera entre Boya y Villardeciervos, en la que un impulso nos llevó a tomar la pista forestal que sube al repetidor de La Torre en vez de volver inteligentemente por la carretera hacia San Pedro.
Pista forestal hacia el repetidor

Tras continuar hacia Villardeciervos por la carretera, nos acabamos encontrando con la pista forestal antes mencionada. Sobre las 20:45 comenzábamos a subir la montaña, y no llegamos al repetidor hasta las 21:25. Por supuesto, se nos había hecho de noche antes de haber llegado arriba siquiera. En el lado positivo estaban las vistas del oscuro paisaje manchado por la luz de las farolas de todos los pueblos cercanos (y no tan cercanos, en Sanabria, León…) y los restos del crepúsculo.


Subiendo hacia el repetidor...
Por otra parte nos quedaba una oscura bajada por un camino de mala muerte de 5 km hasta llegar a la carretera de la estación de La Torre. Sin embargo nos las apañamos con la linterna de la bici, y llegamos a la vía del tren sobre las 21:50 sanos y salvos. Lo demás era pan comido. Al final mereció la pena ese ataque de locura entre Boya y Villardeciervos, que hizo de esa vuelta algo memorable.